viernes, 21 de agosto de 2009

LA CODEPENDENCIA, PARTE I



La codependencia es un trastorno producto del entorno en el que hemos crecido y en el que nos han educado. La persona que es codependiente sufre por cosas por las que realmente no le corresponde sufrir, monopoliza el sufrimiento ajeno y lo hace suyo, al mismo tiempo que se olvida de sus verdaderos problemas, los propios.

En la práctica soy codependiente cuando yo pienso que soy responsable de los pensamientos, los sentimientos y las acciones del otro, y pienso que el otro es responsable de mis pensamientos, mis sentimientos, y mis acciones. Hay cierta confusión o mezcla de identidades en una relación codependiente. Un codependiente no sabe dónde termina él, y dónde empieza la otra persona.

Se establece la codependencia con “otra persona” que puede ser un niño o un mayor, con quien estamos vinculados afectivamente (hijos, maridos, esposas, amante, abuelos, padres, hermanos, amigos, etc.) que pueden ser alcohólicos, drogadictos, que padezcan enfermedades físicas o mentales, anoréxicos o con desordenes alimenticios, etc.

Es la manera en que permitimos que la conducta de otra persona nos afecte y en la forma en que tratarmos de tratarla a ella: los cuidados obsesivos, controladores, “ayudadores”, en la baja autoestima que raya en el odio hacia uno mismo, en la auto represión, en la abundancia de ira y de culpa, en la peculiar dependencia de gente peculiar, en la atracción por y en la tolerancia de lo bizarro, en el estar centrado en otro que conduce al abandono de uno mismo, en problemas de comunicación y de intimidad.

Existen múltiples definiciones de codependencia entre ellas:

“La Codependencia es una conducta adictiva, caracterizada por el control o la focalización obsesiva en las necesidades y dificultades de la vida de otras personas, en desmedro de la atención de las necesidades y del cuidado de la propia persona”.

“Una persona codependiente es aquella que ha permitido que la conducta de otra persona la afecta y que esta obsesionada por controlar la conducta de la misma.”

“La codependencia es una modalidad de comportamiento vincular que conlleva un alto nivel de estrés. Las enfermedades tanto de carácter orgánico como emocional quedan asociadas tanto al sufrimiento padecido dentro del vínculo como al descuido y abandono de su propia persona característico de la personalidad codependiente.”

“La codependencia es un modo de satisfacer las necesidades que no satisface las necesidades. La vida del codependiente es una continua obsesión y preocupación por los problemas de otra persona.”



Es una enfermedad familiar. Entonces cada familiar requiere de la recuperación para romper el ciclo vicioso de adicción generacional.

La conducta codependiente está enquistada en la sociedad a la que pertenecemos y en nuestro entorno familiar, porque es de ahí de donde nosotros la hemos aprendido y terminado aceptando como un comportamiento correcto.

Muchas veces queda enmascarada dentro del “ser buenas personas”, “un buen hijo”, “una buena madre”… lo cual hace que sigamos estancados en una forma de pensar, sentir y comportarnos que nos hace sufrir inútilmente y que no nos hace ser mejores personas.

Es también importante señalar que la codependencia puede afectar sólo a una parcela de nuestra vida, podemos tener un comportamiento correcto en el trabajo, socialmente o con los amigos, y que sin embargo nuestra faceta codependiente sólo se desate en la vida familiar o en las relaciones de pareja.

Pasamos nuestra vida rescatando a las personas que nos rodean.

Rescatar, consiste en hacer cosas por los demás que son perfectamente capaces de hacer por si mismos y que probablemente deberían estar haciendo. En las palabras de Scott Egleston, a quien Melody Beattie cita en su libro:


“(…) rescatamos cada vez que nos hacemos cargo de las responsabilidades de otro ser humano, de los pensamientos, los sentimientos, las decisiones, la conducta, el crecimiento, el bienestar, los problemas o el destino de otra persona”.