miércoles, 26 de agosto de 2009

La anorgasmia femenina, parte 2



Dicho de otra forma: en todo orgasmo femenino intervienen, en cuanto a la recepción de los estímulos, tanto la vagina como la zona clitoridiana, y en la faz de la respuesta motora siempre se dan contracciones vaginales, amén de las reacciones corporales extragenitales y las emocionales. Por lo tanto, los criterios emanados del psicoanálisis (aclarando que muchos psicoanalista abandonaron esta postura) sobre la supuesta madurez del orgasmo logrado por la penetración, ya no se pueden sostener. Se considera normal tener orgasmos, con independencia de la vía de estimulación y excitación a la que esa mujer y su pareja recurran.

¿Cuáles son las causas de la falta de orgasmo en la mujer?

Las causas de las disfunciones sexuales femeninas son de origen variado y múltiples factores pueden coexistir para producirlas. Aunque a veces se piense lo contrario, las causas físicas no suelen ser las más frecuentes. Claro que enfermedades neurológicas o metabólicas graves (problemas hormonales, hipotiroidismo, diabetes avanzadas), los tumores, las operaciones vividas como castratorias o mutilantes, pueden afectar la respuesta orgásmica, al igual que ciertos fármacos (narcóticos, antidepresivos y antipsicóticos, sedantes), pero lo más frecuente es ver la incidencia de factores situacionales como, por ejemplo, la estimulación inadecuada por parte del varón: las mujeres no siempre se excitan con el mismo estímulo, ni en el mismo lugar ni con la misma posición. Y, lo que es más digno de rescatar, no siempre se excitan y estimulan como el varón cree que ellas lo logran. Es el famoso yo creía que a ella le gustaba... Muchas veces una pareja en la cual la mujer no termina está encubriendo una relación deficiente y pobre.
Es cierto que la mayor parte de los antidepresivos (no todos) producen un retardo orgásmico (a veces disminuyendo el deseo sexual y la lubricación vaginal) pero esto tiene solución – lo que explicamos en otro artículo - y no por ello los pacientes de ambos sexos tienen que abandonar su tratamiento psicofarmacológico.

¿La mala comunicación puede ser una de las causas?

Por cierto que sí, una de las causas puede ser la escasa comunicación, ya que muchas personas creen que todo se tiene que dar espontáneamente y que nada hay que hablar sobre lo que a cada uno le pasa: esto puede ser lesivo para la sexualidad. Si alguien se entiende a la perfección sin hablar bienvenido sea, pero si no, ¿van a tener que quedar en silencio, penando por ello?
Es indudable que también tienen mucho que ver las actitudes machistas y un marco de represión familiar y educativa, en el que nunca se explica a los jóvenes ni a los adultos cómo es la respuesta sexual fisiológica.
También hay que destacar la incapacidad de ciertas mujeres de abandonarse a las sensaciones placenteras y estar pendientes de si van a terminar o no, de allí que muchas finjan el orgasmo, lo que les crea una situación muy tensionante y poco grata.

¿No es mejor fingir el orgasmo, antes que quedar mal frente a los varones?

Fingir los orgasmos condena a una mujer a seguir haciéndolo y a no poder gozar, ya que está más pendiente de la escena que tienen que dramatizar que de su propia entrega al placer orgásmico. Para ella es más importante que él se sienta varón por producirle el orgasmo que su propio goce. Podríamos decir que para poder empezar a tener la posibilidad de orgasmar - si cabe el neologismo- : hay que dejar atrás la actuación y los fingimientos.

¿Hay causas psicológicas concretas que produzcan estos problemas?

Habría que mencionar las causas psicológicas más profundas como:

Conflictos edípicos

Duelos de seres queridos

Fobias sociales y sexuales (fobia a la penetración, a los genitales)

Ataques de pánico

Antecedentes de abuso sexual o violación

Depresión

Esquizofrenias y enfermedades bipolares

Personalidades obsesivas

Muchos de estos problemas pueden haber sido gestados en la infancia pero otros son más actuales, o situacionales; sin olvidarnos las llamadas causas vinculares que se manifiestan en desavenencias serias en la relación de pareja. Por ejemplo: el estar con alguien que sea eyaculador precoz puede ser una de las causas de que esa mujer no sea orgásmica: ¡simplemente el varón no le da tiempo!

¿Existe el miedo a sentir el orgasmo?

Mi novia tiene dificultades para llegar; arriba a un punto donde la tensión sube pero no puede seguir subiendo y se queda ahí. Entonces se asusta y se queda ahí y paramos de hacer el amor. ¿Cuál sería la solución?

Hay algo de cierto en lo que cuenta este joven de que su novia se asusta e inhibe el orgasmo. Una paciente refería que, después de su primera vivencia orgásmica, que fue muy intensa, tuvo una crisis de angustia, derivada de una educación familiar donde el placer era pecado pero donde, a la vez, se vivían situaciones promiscuas. A partir de allí no volvió a tener orgasmos y comenzó a fingirlos por temor a que sus compañeros la dejaran. Es interesante destacar que ella logró recuperarlo – me decía– por la masturbación. El círculo era perfecto: ella no le pedía a sus compañeros que la estimularan en forma adecuada por estar pendiente de darles el orgasmo; como consecuencia no podía integrarse a sus propias sensaciones placenteras. Como este caso hemos visto otros similares con miedos diversos –ante la posibilidad del orgasmo-, que transcribiremos con palabras de esas mujeres:

A caer en la prostitución

A descontrolarme

A volverme loca

A ser una perdida

A que mi pareja me vea como a una cualquiera

A orinarme

A entregarme demasiado y quedar esclava de ese varón

Por último, sin excluir otros temores (a ser dañada y lastimada por la penetración, a sentir dolor, a ser desgarradas), la Dra. Helen Kaplan hablaba del miedo al éxito, que desgraciadamente se ve mucho y en distintas áreas. Freud diría: son esas personas que fracasan al triunfar, los que fracasan con el éxito.

¿No será que a muchos varones les importa poco el placer de la mujer?

Obviamente, esos varones a los que no les importa si la mujer goza o no, que llegan a sostener incluso que el orgasmo en las mujeres no es tan importante (recuerdo uno de ellos que decía: “en la mujer terminar no es necesario porque ella tiene la descarga de la menstruación”!!), se centran en su propio placer genital: “con tal de que yo termine y ella emita un par de gemidos”, nos decía un conocido Don Juan.
Así esta situación se va perpetuando en el tiempo, impidiendo el goce de la mujer. La paciente que citaba antes, a partir de reconocer mejor sus zonas erógenas y de revalorizarse como persona, pudo comenzar a pedirle a su compañero una mejor y mayor estimulación. Esto muestra que el orgasmo nunca “se pierde” del todo y que si las condiciones son favorecedoras puede volver a experimentarse: no es cierto que una mujer “esté perdida para siempre”, ni que sea hereditario.
Hay varones que le imponen a la pareja la obligación del orgasmo y para colmo de la manera que ellos creen que es la mejor: usualmente con la penetración y él en posición superior. Es muy común la consulta de las parejas que me dicen, por ejemplo: “venimos porque mi mujer tiene anorgasmia vaginal, yo la penetro y ella no termina”, o “¿cómo es posible que ella no termine de esa manera?, todas las mujeres que conocí antes terminaban cuando las penetraba” (en esos momentos pienso: “¿cuántas habrán fingido sus orgasmos?”; no aceptan que pueda haber otras formas de estimulación más eficaces que “su gran falo erecto”. De esta manera, ambos van a cada encuentro sexual esperando que ella le conceda el beneficio del orgasmo logrado de una manera rutinaria y empobrecida. Este es otro tema que vale la pena destacar: el de la rutina, el acostumbramiento, la falta de variantes y el menosprecio o subestimación de otras formas de juego coital.

Un ejemplo clínico

Antes que nada quiero decir que, cuando se consignan casos clínicos, siempre doy datos cambiados para que nadie pueda reconocer de quienes se trata, salvo la identificación con la problemática.
Raúl y Silvia llevan ocho años de matrimonio y, a pesar de que tienen una buena relación de pareja en otros aspectos, el sexo se ha ido convirtiendo en una dificultad cada vez más seria, lo que los lleva a pedir consultas con dos terapeutas de pareja, sin encontrar solución. Él dice: “mi esposa no llega al orgasmo porque yo tengo eyaculación precoz; me pregunta a mí cómo es y no sé explicárselo”. Ella podía excitarse y tenía mucha lubricación pero, a pesar de los diferentes intentos, nunca llegaba al clímax por ningún tipo de estimulación. Raúl se ponía “tenso y nervioso” por esto y eyaculaba cada vez más precozmente, inclusive sin penetrarla.
En este caso se articulan varias situaciones que establecen una complementación negativa: ambos padecen una disfunción sexual y se sienten alternativamente culpables y responsables de la infelicidad sexual de la pareja y, en el caso citado, se daba esta crisis en un marco de amor y respeto mutuos. Se podría plantear cuál es el comienzo de esta problemática: ¿es la eyaculación precoz de Raúl que trae aparejada la anorgasmia de Silvia?, o ¿es la disfunción de ella que lo exige a él y le produce niveles de ansiedad cada vez mayores? Tal vez ellos, como en tantos otros, traían un bagaje previo de conflictos en el área sexual que se potenciaron mutuamente.

¿Cómo son los tratamientos de la anorgasmia femenina?

El eje central del tratamiento de las anorgasmias son las llamadas Terapias Sexuales, psicoterapias focalizadas, breves y de resolución sintomática. El objetivo principal de estos tratamientos es lograr que la mujer se entregue a la experiencia sexual sin temores ni culpa, cambiando el sistema sexual en la que se mueve. A nivel vivencial, la Terapia intenta crear un ambiente no exigente, relajado y sensual, que permita el natural transcurrir de su respuesta sexual. Se alienta a la pareja (a veces con ejercicios a realizar fuera del ámbito del consultorio) para lograr comunicarse abiertamente sus sensaciones y deseos y se prescriben tareas que ambos deberán realizar en su casa. Con esto se logra eliminar los obstáculos inmediatos que se oponen a un buen funcionamiento sexual.
Muchas veces me preguntan sobre el uso de los vibradores para aumentar el estímulo y para esto no hay una respuesta unívoca: hay mujeres y varones (especialmente estos) que lo rechazan y en otros casos he visto que recién con su uso pudieron llegar al orgasmo. La objeción habitual es que puede quedar adicta al vibrador y que va a reemplazar al compañero. Ninguno de estos casos se suelen dar en la práctica.

¿Estos tratamientos excluyen la psicoterapia?

Muy por el contrario suelen complementarse, justamente para resolver otros problemas más profundos y antiguos: conflictos de la infancia, escenas infantiles de abuso sexual, fobias, depresión, y trastornos de la personalidad, ameritan un abordaje múltiple; en estos casos se necesitan sumar esfuerzos para resolver el problema.
Es llamativo ver que algunos de los pacientes, de ambos sexos, que están bajo tratamiento sexológico, son derivados por sus mismos psicoterapeutas con quienes además trabajan sobre otras conflictivas.

¿Hay medicaciones para tratar las anorgasmias?

Si es un cuadro de fobia, depresión, esquizofrenia, o ataque de pánico, necesita ser medicada para controlar esas patologías.

Si hay un déficit en la lubricación vaginal, será necesario el uso de un lubricante íntimo con las siguientes características:

Que no sea maloliente

Que no irrite la vagina ni le cambie el PH (el grado de acidez) del medio

Que no abra los poros del profiláctico (por eso se desaconsejan la vaselina, lanolina o cremas que las contengan)

Que no manche

Actualmente se está investigando el uso del sildenafil, conocido como Viagra, ya que los cuerpos cavernosos del clítoris tienen una estructura similar a los del pene. Se piensa que este medicamento podría aumentar la sensibilidad y la vasocongestión vulvar y vaginal. Esto se encuentra en plena etapa de investigación pero nosotros hemos visto mujeres anorgásmicas que mejoraban su respuesta sexual con el uso de este medicamento usado con notable eficacia en la disfunción eréctil del varón.
Como conclusión diré que un gran porcentaje de las mujeres anorgásmicas se ven favorecidas por los modernos tratamientos sexológicos (breves, focalizados, económicos) obteniendo la posibilidad de llegar al clímax sin culpas ni inhibiciones, enriqueciendo su vida erótica y amorosa.